sábado, 1 de enero de 2011

Wokk, mi cuervo azul


Una vez conocí un hermoso cuervo azul. Wokk, llamé a la majestuosa ave. Era un animal orgulloso, algo malvado, pero una vez que conseguí su corazón se volvió dulce y cariñoso.
Nunca podré decir que fue mio, pues como todas las aves, Wokk disfrutaba de volar libre y sin ataduras. Me enamoré perdidamente de él a pesar de todo lo que me decía sobre lo que podía pasar si me entregaba completamente a sus encantos. Sin dudar lo hice, era inevitable.
Creí que así, haría a un lado todo y sería mio ciegamente. Pero jamás lo hizo, a pesar del incondicional amor, nunca voló hacia mi para quedarse. Solo volaba frente a la ventana que yo, religiosamente, dejaba abierta día y noche. Algunas veces se posaba en ella, siempre para irse y dejarme sola otra vez. Sin ojos, sin manos, sin lengua, sin él.
Un día, cerré la ventana y me despedí de mi hermoso cuervo azul. "Adiós! y no vuelvas!" grité. "¿Por qué?"- preguntó con rencor en su graznido. "No me haces feliz" - mentí descaradamente, era necesario. Claro que me hacía feliz, como nadie sabía. Pero tarde o temprano se iría volando de mi para jamás regresar. El temor al dolor del que jamás me recuperaría me hizo alejarlo para siempre.

Deja que el viento te guíe


Hoy, a veces pienso en el. Recuerdo su belleza y como me enseñó a volar. Volamos por rumbos diferentes.

Hoy, sigo esperando en la ventana...

sueño

Con cada compás que pasa me deslindo de la realidad. Cada melodía, cada nota, cada síncopa, cada arritmia me aparta de toda cosa real. Onírico mundo en el que vivo contigo. Falso, abstracto, evaporable, tan esfumable como el humo del cigarro que me fumo a tu salud... contra la mía.
Este esbozo de felicidad al que llamo sueños invoca la realidad que jamás fuí capaz de capturar en ningun arte. Bah! Si yo no soy artista, solo un pobre bufón que se lamenta con el final de la canción.